La horticultura se distingue por ser capaz de modificar las condiciones climáticas, y así poder conseguir mejores condiciones para nuestros cultivos. En nuestros huertos buscamos, proteger nuestros cultivos de la severidad del tiempo así como de favorecer su desarrollo para obtener producciones más tempranas o más tardías. Para este fin, lo primero que se nos ocurre es cubrirlas. De todos los componentes climáticos, la temperatura es, sin duda, el más importante. De ella dependen todos los procesos de crecimiento de las plantas, ya que, las plantas tienen un punto óptimo de temperatura para su crecimiento. Por encima o por debajo de este punto y a medida que las temperaturas van siendo más extremas se llega a un punto de crecimiento cero, con lo cual no tendríamos ningún tipo de producción en nuestras verduras y hortalizas. El límite para el frío lo marca la congelación de la planta y para el calor la desnaturalización de sus proteínas.
Existen diversas formas de modificar el clima para generar beneficios en nuestros cultivos. Invernaderos, túneles y mantas térmicas consiguen regímenes de temperaturas diferentes a los que la naturaleza proporciona. Podemos también modificar la luminosidad para conseguir más horas de luz a través de lámparas especiales.
Invernaderos
Una de las ventajas de tener cultivos de hortalizas y frutas dentro de un invernadero es la manipulación que podemos tener con el clima. Podemos recrear espacios húmedos, tropicales y secos dentro de un solo lugar. Se trata de una estructura fija en el terreno normalmente metálica o de madera. Como somos conscientes de su necesidad de luz intentamos que la cubierta sea más o menos transparente, por lo que utilizamos materiales plásticos y en algunos casos vidrio. Con una cubierta conseguimos que durante el día los rayos infrarrojos de la radiación solar calienten nuestros cultivos y por la noche esa misma cubierta hace que no salga el calor. Este es el efecto conocido como efecto invernadero y cuando lo generamos estamos modificando el clima de nuestro huerto. De esta forma permitimos una mayor supervivencia en las producciones, ya que al descubierto disfrutarían de menos horas de temperatura óptima. También dan protección a nuestras plantas frente al granizo, el viento fuerte, el frío y las tormentas.
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