Cómo mejorar los suelos en la plantación o para el mantenimiento de árboles

Los árboles son unos seres vivos increíbles que aportan una gran variedad de beneficios: nos proporcionan alimentos, regulan la temperatura y la humedad del ambiente, nos ayudan a combatir el cambio climático y, no menos importante, proporcionan belleza y mejoran nuestra calidad de vida y salud. Por este motivo, plantar y cuidar árboles, ya sean frutales u ornamentales, son de las actividades que más disfrutamos en Carbón Vivo. Para que tú también puedas disfrutar de tus árboles, en este artículo vamos a compartir cómo mejorar los suelos en la plantación de los árboles, y cómo podemos hacer labores de mantenimiento de los árboles ya instalados para mejorar su vitalidad y ayudarles frente a sequía o faltas de riego esporádicas. Tanto para la plantación como para el mantenimiento utilizaremos biochar fertilizado y un buen compost. En los siguientes apartados iremos explicando con detalle cuándo utilizar estos productos y los beneficios que nos aportan.

Antes de comenzar, es interesante resaltar que el otoño es una temporada ideal para plantar árboles en climas como el nuestro (también el invierno puede ser una buena época, especialmente si no hay fuertes heladas en la zona donde vayamos a plantarlos). En el clima mediterráneo los veranos vienen acompañados de altas temperatura y bajos niveles de precipitación y estas circunstancias ponen en peligro la supervivencia de los árboles, especialmente cuando estos son jóvenes. Por lo contrario, si los plantamos en otoño incrementamos sus probabilidades de supervivencia porque en esta época la humedad presente en el suelo se mantiene más tiempo gracias a las lluvias típicas de estos meses y a la menor evaporación que se produce debido al descenso de las temperaturas.  Además, con la bajada de las temperaturas en el invierno todos los procesos naturales se ralentizan y esta lentitud será ideal para que el árbol se vaya adaptando a su nuevo espacio antes de que lleguen los calores. Así que, si tienes pensado plantar un frutal o un árbol en tu jardín o huerto, ¡ahora es el momento!
En cuanto a las labores de mantenimiento, la época ideal para hacerlas es también el otoño e invierno, de modo que cuando llegue la primavera nuestro árbol tenga todo lo que necesita para brotar con fuerza, hacer flores y dar los frutos que de él esperamos. Dicho todo esto, ¡vamos a empezar!

Cómo mejorar los suelos en los que vamos a plantar un árbol

Seleccionar bien la ubicación de un nuevo árbol es muy importante ya que son plantas que viven muchos años y pueden llegar a tener unas dimensiones considerables por lo que pueden afectar a otros árboles o estructuras existentes, como edificaciones, por ejemplo. La plantación de un árbol debería incluir, por tanto, un trabajo previo de recopilar información sobre la zona donde estamos pensando plantarlo (suelo, climatología y condiciones específicas del lugar, principalmente). Luego podremos seleccionar la especie o variedad en función del lugar y de lo que esperamos del árbol. Por último, escogeremos la ubicación ideal en nuestro huerto o jardín en función de las características del árbol escogido.

Una vez seleccionada la ubicación del árbol hay que hacer un agujero en el suelo con las dimensiones adecuadas para que el árbol se implante correctamente. Te indicamos aquí algunas dimensiones por si te sirven de referencia:

► El ancho del agujero será de tres a cuatro veces el diámetro del tiesto del árbol.

► En cuanto a la profundidad, ésta deberá ser una vez y media mayor que la profundidad del tiesto.

Es aconsejable, al hacer el agujero, usar una horca para soltar las paredes y reducir así su compactación. Por otro lado, mientras haces el agujero, es recomendable sacar el árbol del tiesto y ponerlo dentro de un cubo lleno de agua para que las raíces se humedezcan antes de la plantación (puedes incluso poner las raíces del árbol en agua, sin clorar preferiblemente, durante la noche anterior)

A la hora de plantar un árbol, es importante tener en cuenta que la mayoría de ellos prefieren vivir en un suelo:

► En el que haya una adecuada circulación de agua y gases, y

► Que facilite el correcto desarrollo de las raíces.

Los suelos compactados, pobres en nutrientes, erosionados o faltos de vida, dificultarán que nuestro árbol se implante adecuadamente, lo harán más propenso a enfermedades y plagas y, en definitiva, incrementarán las probabilidades de que nuestro árbol muera de forma temprana. Por lo tanto, es muy importante observar el suelo donde vamos a plantar nuestro árbol y acondicionarlo adecuadamente para que éste crezca sano y fuerte.

Para acondicionar el suelo vamos a usar biochar fertilizado y en el caso de que el suelo sea muy pobre en nutrientes, añadiremos también un buen compost, como el biodinámico enriquecido con biochar. Con estos productos, mejoras la estructura de tu suelo y aportas todos los nutrientes que tu árbol necesita para crecer sano y vigoroso.

Vamos a ver cómo aplicar cada producto en función del tipo de suelo que tengas.

Cómo mejorar un suelo con tendencia a compactarse

El problema de los suelos que tienen un alto contenido en arcilla es que tienden a compactarse y eso dificultad que el agua y el aire se infiltren y circulen correctamente en la zona de las raíces. Esto provoca que el árbol sufra especialmente en las épocas que hace calor porque el suelo pierde la poca humedad que había podía penetrar en él.

Otro problema que provoca este tipo de suelo es que las raíces no pueden desarrollarse bien, por lo que tu árbol no es capaz de captar todos los nutrientes y la humedad que hay disponibles a su alrededor.

Para reducir la compactación de este tipo de suelo es importante aplicar materiales que nos ayuden a tener un suelo más esponjoso. ¿Qué opciones tenemos?

El biochar es un material ideal para conseguir este objetivo porque es un material muy ligero (unos 250 kg/m3 frente a los más de 1.000 kg/m3 de los suelos arcillosos), estable (tiene un ciclo de vida superior a 500 años así que sus efectos se observarán durante mucho tiempo) y no se compacta.

Además del biochar, añadir fuentes de materia orgánica estable como el compost también contribuyen a reducir la compactación y no corremos el riego de quemar las raíces, algo que sí puede suceder si usamos estiércoles frescos o gallinácea.

En el caso de suelos arcillosos, la mejor forma de aplicar el biochar o el compost para reducir la compactación es mezclándolos bien con la tierra que hemos retirado para hacer el agujero y que utilizaremos para rellenarlo.

¿Qué cantidad aplicar? La cantidad dependerá del tamaño del árbol y del agujero que hemos hecho, pero a continuación te indicamos algunas dosificaciones de referencia:

► Para árboles pequeños, de menos de 1 metro de altura, puedes aplicar entre 3-5 litros de biochar fertilizado y mezclarlo, como decíamos previamente, con la tierra que sacaste para hacer el agujero. ¡IMPORTANTE! Si el biochar no está fertilizado, se recomienda mezclar previamente con un buen compost o vermicompost en proporción 1:1 en volumen.

► Para árboles más grandes de 1 metro, se pueden aplicar entre 10 y 15 litros por árbol en función del tamaño del agujero.

En el caso de que el suelo sea pobre en nutrientes o no hayamos fertilizado la zona previamente, es recomendable añadir entre 3 y 5 litros de un buen compost. En el caso de que pongas el biodinámico enriquecido de biochar, aportas un extra de biochar en la zona próxima a las raíces que nos ayudará a mejorar su estructura de una forma más prolongada ya que no se descompone con el tiempo ^__^

Cómo mejorar un suelo arenoso

En el caso de suelos arenosos, el problema es que éstos no retienen suficiente agua ni nutrientes, por lo que nuestros árboles pueden sufrir estrés hídrico en periodos de sequía o por insuficiente riego. También sucede que los nutrientes de los fertilizantes tenderán a lavarse con las lluvias y los riesgos. Dicho de otro modo, se alejarán de las raíces por lo que haremos un uso poco eficiente de los fertilizantes. La carencia de nutrientes puede reducir la producción de nuestro árbol, en el caso de que sea un frutal, y su capacidad para defenderse ante plagas y enfermedades.

Como en el caso anterior, la mejor forma de mejorar estos suelos es añadiendo materia orgánica estable, como son el biochar y el compost. Las dosificaciones a poner serán las mismas que hemos indicado en el apartado anterior, pero el lugar donde aplicamos estos productos cambia.

En el caso del biochar, nos interesa aplicarlo en el fondo del hoyo para que funcione como una esponja que actuará como una reserva de humedad cercana a las raíces, reduciendo así el estrés hídrico del árbol. El biochar también captará nutrientes y facilitará que éstos se mantengan más tiempo en la zona cercana a las raíces, lo que mejorará la nutrición y salud de tu árbol. Una vez aplicado el biochar en el fondo, es recomendable cubrirlo con una capa de compost o tierra antes de colocar el árbol encima.

En cuanto al compost, lo ideal es aplicarlo mezclado con la tierra que hemos extraído para hacer el agujero. Esto mejorará la estructura del suelo, incrementando su capacidad de retención de agua y nutrientes, y aportará nutrientes para que el árbol crezca sano.

Cómo mejorar el suelo de árboles implantados

En el caso de que ya tengamos los árboles ya plantados es importante realizar tareas de mantenimiento y de mejora del suelo con regularidad para asegurarnos de que el árbol tiene los nutrientes que necesita para dar sus frutos, si es un árbol frutal, crecer y desarrollar un sistema inmunitario potente que le proteja frente posibles plagas o enfermedades. También nos conviene mejorar la estructura del suelo para que el agua y el oxígeno circulen correctamente hasta las raíces, especialmente si no tenemos riego y nuestro árbol depende de la lluvia. En estos casos, un suelo bien estructurado, que permita que el agua se infiltre y que se mantenga en la zona próxima a las raíces es fundamental para ayudar a superar las altas temperaturas y las sequías que, por desgracia, venimos sufriendo en los últimos años.

¿Pero cómo podemos mejorar estos suelos sin dañar las raíces? Aquí vamos a explicar dos técnicas diferentes de uso del biochar que puedes aplicar tanto en suelos arenosos como arcillosos. La selección de una u otra dependerá de tus necesidades y diferentes factores, como son la disponibilidad de herramientas, el tipo de suelo, la climatología de la zona y las problemáticas que estén afectando al suelo.

Mejora del suelo mediante zanjas radiales

En este caso, vamos a aplicar biochar con el objetivo de crear zonas bajo la copa del árbol que retengan más la humedad y los nutrientes para que el árbol disponga de ellos cuando los necesite. ¿Cómo hacerlo sin dañar las raíces? Una forma muy interesante es creando 4 o 5 zanjas radiales con origen el tronco del árbol:

Con una azada, haremos zanjas desde la zona próxima al tronco hasta el lugar donde la copa del árbol se proyecta en el suelo (si las hacemos más largas estas zanjas, ¡no pasa nada!).

A la hora de hacer las zanjas, tenemos que tener mucho cuidado cuando estamos cerca del tronco para no dañar las raíces, así que nos separaremos una distancia prudencial del tronco (unos 20-40 cm dependiendo del árbol) y comenzaremos haciendo las zanjas muy poco profundas (3-5 cm máximo).

A medidas que nos separamos del tronco, podemos profundizar más, hasta llegar a los 10-20 cm.

Una vez hechas las 4-5 zanjas en todo el circulo en torno al árbol las llenaremos de biochar fertilizado.

Posteriormente, recomendamos aplicar de 3-5 litros de un buen compost, cubrir todo con un acolchado si es posible (paja, hierba seca o cualquier otro material que nos cubra bien el compost y el biochar), y regar bien.
Lo interesante de esta acción es que una vez hecha sus efectos perdurarán mucho tiempo. Recuerda que el biochar es un material muy estable, con un ciclo de vida superior a los 500 años. Esto nos garantiza que el que aplicamos en los radios permanecerá allí haciendo su trabajo durante mucho, mucho tiempo. En los siguientes años, para hacer el mantenimiento nos bastará con retirar el acolchado, aplicar nuevamente el compost y volver a cubrir para tener nuestro árbol feliz otra vez durante un año completo. Sencillo, ¿verdad?

Mejora del suelo mediante trincheras de infiltración

En ocasiones, nos puede interesar maximizar la recogida de agua y dirigirla al subsuelo para que ésta no se pierda y nuestro árbol disponga de la humedad que necesita para vivir. Esto puede ser interesante en:

zonas de pendiente, donde el agua tiende a perderse porque corre ladera abajo (desgraciadamente también perdemos suelo)

en suelos que estén muy compactados, donde el agua de lluvia o de riego no se infiltra correctamente y acaba formando charcos (y cuanto hace un poco de calor, ¡el agua se evapora en lugar de estar en el suelo para nuestro árbol!)

lugares donde hace mucho calor y tenemos un riego por goteo. En estos casos, la capa superficial de tierra puede estar tan caliente que cuando cae el agua, la mayoría se evapora, por lo que nuestro árbol no la puede aprovechar.

Si tenemos alguna (o más de una) de estas situaciones, te recomendamos lo siguiente:

A una distancia mínima de 1 metro del tronco del árbol haremos una zanja (si es el árbol es grande y tiene raíces superficiales, nos separaremos más. ¡Lo importante es no dañar las raíces!) Lo ideal es hacerla, en caso de que haya pendiente, en la zona por encima del árbol y siempre de forma perpendicular a la pendiente.

La zanja la haremos mínimo de 40 cm de largo y unos 20 cm de ancho. La profundidad será de entre 30-40 cm.

Si hay pendiente, podemos colocar un poco de tierra a los lados de la zanja para guiar el máximo de agua a nuestra zanja.

La zanja la rellenaremos de una mezcla de gravas y biochar fertilizado (si no tienes grava, puedes utilizar piedras de diferentes tamaños) La mezcla ideal es de un 75-85% de gravas (en volumen) y el resto de biochar (esto quiere decir que tienes que mezclar 3 partes de gravas por 1 de biochar, más o menos). Si tienes compost, puedes añadirlo a la mezcla. En este caso, las proporciones con compost serían 75% de gravas, y 25% de una mezcla a partes iguales de compost y biochar.

Una vez rellenada la zanja, la cubriremos con piedras de diferentes tamaños para que nos frenen el agua y se infiltre bien en nuestra zanja (¡no la tapes con tierra! Si lo haces, no estarás ayudando a que el agua y el aire circulen correctamente, ¡y ese es precisamente el objetivo!).

Con esta zanja aprovecharemos mucho más el agua, tanto de riego (podemos poner el goteo o el riego de soporte justo encima para que el agua se infiltre bien) como de lluvia y se mejorará mucho la circulación del aire en la zona próxima a las raíces de nuestro árbol, lo que le ayudará a crecer más rápido y fuerte.

Y esto es todo. Esperamos que te haya resultado interesante este artículo. Si tienes cualquier consulta o comentario, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. ¡Muchas gracias y hasta la próxima!

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