flor de la judíaOtro de los cultivos más típicos de esta época y que podremos ver en la mayoría de las huertas es el de la judía.  En casa en nuestras mesas de cultivo o sobre las macetas se hará complicado tener variedades de enrame, pero podremos cultivar sin muchos problemas aquellas variedades que sean de mata baja.

La judía es originaria de América y no es hasta el siglo XVI cuando se introduce en la península, para más tarde extenderse al resto de Europa.

Pertenece a la familia de las fabáceas y su nombre científico es Phaseolus vulgaris L.

A continuación intentaremos hacer una breve descripción general de la planta de la judía para después tratar de explicar las diferentes prácticas culturales y necesidades edafoclimáticas del cultivo.

La judía es una planta anual, que posee un sistema radical poco profundo formado por una raíz principal que es la que le sirve de anclaje a la mata y un sistema ramificado de raíces secundarias que son las que realizan las funciones de absorción de los nutrientes.

El tallo es de porte herbáceo y las podemos distinguir  en variedades de mata baja, en las que los tallos permanecen erguidos y alcanzan una altura de entre 35 a 45 cm Y las variedades de enrame, que pueden alcanzar alturas de más de 2 metros (por tanto se hace imprescindible el uso de tutores o enmallados).

Las hojas, son de tamaño variable, según variedades, en forma  lanceolada y puntiagudas.

Las flores de las variedades más conocidas y más importantes son de color blanco, aunque existe diversidad de colores de las flores típicas de cada variedad. Una característica importante de las judías es la cantidad de flores que observaremos, ya que salen en capítulos y en un numero variable de entre 4 a 8 flores.

En cuanto al fruto también presenta una gran variedad en cuanto a tamaño, formas y colores. Ya que tenemos variedades de frutos de color verde, rojo sobre verde, marrones, amarillos , aunque son los verdes y los amarillos los más conocidos y los mas apreciados. Sus formas también varían, puesto que los podemos encontrar cilíndricos o aplastados en forma de cinta.

Ahora que ya nos hacemos una idea general de cómo es la planta del judía podemos ver los rangos de temperaturas óptimas para el correcto desarrollo vegetativo de nuestras plantas.

CALENDARIO DE SIEMBRA DE LAS JUDÍAS

calendario siembra judías

REQUERIMIENTOS CLIMATICOS

Como siempre, habrá un rango de temperaturas que resultarán de mayor relevancia para el correcto desarrollo de las plantas durante las distintas fases de crecimiento vegetativo.

La primera y más importante es durante la fase de germinación. En esta fase la temperatura óptima debería rondar entre los 20 y 30 grados, y la temperatura del suelo debe estar por encima de los 15ºC.

La siguiente fase de desarrollo de la planta es la del desarrollo vegetativo y es aquí donde las temperaturas óptimas deben estar por encima de los 15ºC (durante la noche) y hasta los 28 ó 30 (durante el día). Con estas temperaturas el desarrollo de la planta es el idóneo, luego existen temperaturas letales si estuviésemos por debajo de los 2 ó 3 grados  y defectos en el crecimiento si se superan temperaturas de 40ºC.

Como siempre, las plantas necesitan de una humedad relativa en el ambiente, que puede estar en torno al 60 o 70% y que como siempre, si es mayor podemos tener problemas de polinización o problemas de origen fúngicos en las partes aéreas de la planta.

Así como veníamos contando en anteriores cultivos de la importancia de las horas de luz y la iluminación que necesitaban los tomates, pimiento y berenjenas, en este caso, la judía es una planta de día corto, así que no resulta tan importante la falta e horas de luz que pueda tener.

REQUERIMIENTOS EDÁFICOS

No es una planta que sea muy exigente en cuanto a suelos puesto que se adapta bastante bien a distintos tipos de suelos, pero los que prefiere, son aquellos suelos que son ricos en materia orgánica, sueltos, con buen drenaje. Entre los suelos que peor tolera, estarían los muy arcillosos y muy salinos, ya que es una planta muy sensible a los encharcamientos.

Si conocemos de antemano que tenemos un suelo con mal drenaje, podemos subsanar un poco el problema sembrando sobre montículos.

MATERIAL VEGETAL

Al comienzo ya apuntábamos que hay una gran variedad de judías, por tanto a la hora de escoger una variedad u otra deberemos tener en cuenta una serie de características que se adapten en la medida de lo posible a nuestras necesidades en cuanto a gusto, espacio o tiempo que podamos dedicarle.

- Según su porte, elegiremos entre judías de mata baja ( hasta 45 cm de altura) y las judías para enrame (más de 2 metro de altura).

- Según su forma y el tamaño de la vaina, podremos elegir entre las de tipo Garrafal ( las vainas son anchas por el centro y mas finas por los extremos y aplastadas), las conocidas como Boby ( estrechas y de forma cilíndrica) y las Sabinal ( de vainas planas y anchas).

- Según la época de siembra, pues tendremos las que se siembran en agosto-septiembre para recoger sobre noviembre-enero. Las de siembra durante noviembre-diciembre y recogida de febrero a mayo y por último las de siembra de febrero a mayo para su recogida en mayo a julio.

Como veis las sembradas de cara a la primavera acortan un poco su ciclo.

PRÁCTICAS CULTURALES

Para obtener mejores resultados o simplemente facilitar el desarrollo de nuestro cultivo, existen una serie de labores o practicas culturales que nos ayudaran a conseguirlo.

Una labor que haremos tanto si tenemos una huertecita o un huerto urbano, es la de mezclar la capa superficial del suelo o de tu sustrato con estiércol o humus de lombriz.

Si tenéis una huertecita podéis aprovechar para preparar las líneas de siembra, que en función del tipo de judía que queráis sembrar tendréis que dejar una separación u otra.

Una vez tenemos el suelo preparado para la siembra, escogeremos lo que va a ser nuestro marco de plantación.

- En caso de tratarse de judías de enrame, podemos dejar una separación entre líneas de 70-80 cm y unos 50 cm para judías de mata baja.

- Si lo que queremos sembrar es alguna variedad de judía enana, podemos dejar unos 30 cm de separación entre líneas.

Para la siembra, pondremos de 2 a 3 semillas por golpe, enterrándolas no más de 2 a 3 cm en la tierra.

Se recomienda hacer escardas para eliminar la hierba que crezca cerca de las plantitas recién emergidas.

Otra practica que solemos recomendar es la del entutorado de aquellas plantas que lo necesiten por su porte. En el caso de las judías, el entutorado se hace imprescindible para aquellas judías cuyas variedades alcanzan hasta 2m de altura, y las conocemos como judías de enrame.

También podemos realizar el deshojado en aquellas variedades que son de ciclo largo y en las que se prolonga su recolección, podemos ir eliminando aquellas hojas que empiezan a amarillear y hacerse viejas. Esta practica proporcionara un mejor paso del aire y una menor masa foliar que siempre es apetecible para albergar a insectos no deseados.

EL RIEGO DE NUESTRAS PLANTAS

La judía es una planta que puede resultar muy exigente en cuanto al número de riegos necesarios y al volumen de agua en función del estado fenológico de la planta.

Por tanto es muy importante en el momento de la siembra, mantener el suelo con humedad hasta la nascencia de las plántulas.

A continuación, continuaremos con los riegos pero sin llegar a mantener una humedad continuada hasta que lleguemos al momento de la floración, en que las necesidades de agua vuelven a ser mayores.

Al final, todas las plantas necesitan un riego equilibrado, puesto que lo que realmente puede afectar en la calidad de nuestros frutos es el desequilibrio en los riegos.

Siempre que hablamos de riego, debemos ir pensando en las incorporaciones de abonado que haremos. En este caso, y aunque normalmente, en las primeras fases del cultivo solemos aportar abonos ricos en nitrógeno, en este caso no abusaremos de él, para evitar el excesivo desarrollo vegetativo e intentar favorecer una mayor floración.

Desde el momento de la floración y hasta la recolección, las necesidades de la planta se centran tanto en el agua como en los aportes de abono rico en  fosforo y potasio.

Ya desde el momento del comienzo de la recolección y hasta el final del ciclo el aporte de nitrógeno debe de estar muy controlado para evitar el excesivo desarrollo de la planta. Es muy importante que en este periodo, en el que coincidirán frutos ya formados con otros que estarán en formación e incluso con nuevas flores, la planta no tenga carencias de ningún nutriente, así pues podéis aportar también algún preparado con microelementos.

PROBLEMAS EN EL CULTIVO

El principal problema que vamos a encontrarnos durante nuestro cultivo es el de la caída de flores. Es un problema de gran importancia pues hablamos de la pérdida de un órgano de la planta que, además de ser el más débil, resulta ser de vital importancia puesto que la flor será una futura judía.

Existen distintos factores que pueden ser los culpables de esa repentina caída de flores, a continuación os detallaré los más comunes:

- Abusos en una fertilización nitrogenada.

- Estrés producido tanto por exceso de riego como por su escasez en el momento de la floración.

- Desarrollo vegetativo excesivo, provocado quizás por un abonado muy rico en nitrógeno.

- Cambios muy bruscos en la temperatura.

- Caída de la humedad relativa a porcentajes muy bajos.

Otro problema que podemos encontrarnos es el del amarilleamiento de las hojas y su marchitez. Es un síntoma bastante habitual del envejecimiento de las hojas que puede desarrollar una especie de manchas marrones que pueden llegar a hacernos creer que se trata de alguna patología de origen fúngico.

LA RECOLECCIÓN DE LA JUDÍA

Llegados a este punto y como todo nos habrá salido bien, nos tocara recoger el fruto de nuestros esfuerzos, esta vez en forma de vaina.

La recolección es espaciará bastante en el tiempo y el momento para recogerlas vendrá dado cuando estas alcancen un tamaño aproximado de unos 15 cm. (también dependerá de las características de cada variedad). El punto óptimo podríamos considerarlo aquel en el que las judías están tiernas y se les empieza a marcar el grano, pero sin que esta marca del grano sea muy acusada.

Lo mejor es no recogerlas todas a la vez (recolección escalonada) e ir haciéndolo cada dos o tres días.

La recolección puede empezar unos dos meses después de la siembra en el caso de las variedades de mata baja (la recolección se prolongara durante 2 ó 3 semanas más) y alargarse unas dos o tres semanas más en las variedades de enrame (pudiendo seguir produciendo durante 3 ó 4 semanas más si se recogen con regularidad).

Una vez recolectadas las judías solo nos queda una única cosa. ¿Ahora que hacemos con ellas?  Pues eso ya no es cosa mía, así que, el que tenga maña en la cocina ya puede ponerse manos a la obra y el que no pues no le queda otra que esperarse, como yo, a que, Helen Solet, la máster chef de Cocopot nos guie en el arte de la buena cocina.

Toni Navarro COCOPOT Huerto Urbano

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